¿Quién se ocupa de los miedos que invaden a los jóvenes de hoy?
Los miedos y preocupaciones de los jóvenes varían según el contexto cultural, social, geográfico y ...
Era 2019 y todo transcurría -hasta entonces- con nuestra habitual “normalidad” hasta que se hizo pedazos.
Por: León Trahtemberg
Era 2019 y todo transcurría -hasta entonces- con nuestra habitual “normalidad” hasta que se hizo pedazos. Hace apenas tres años, nadie imaginaba lo que sería la pandemia, ni todos los cambios y adaptaciones a los que nos iba a obligar. Nuestra forma de socializar, de trabajar, de intercambiar, de aprender… en fin, nuestra forma de vivir se transformó para siempre. Y es que hoy en día, aún cuando hemos recuperado muchos espacios de presencialidad, el impacto aun se deja sentir y no pocos psicólogos hablan de los efectos traumáticos que esto tiene para el largo plazo. Sumemos a ello los sucesos internacionales de interés global como la invasión de Rusia a Ucrania, que ha cambiado las reglas de juego de la política internacional y ha golpeado duramente la economía de los países sometidos a la inflación importada, y concluiremos que el panorama sigue mutando. Agreguemos a ello la elección y posterior vacancia de Pedro Castillo, con la enorme conmoción política y social que ha acarreado. Ninguno de estos eventos imprevistos estaban en programa o visión alguna de los planificadores del futuro, obligándonos a apelar a la resiliencia y adaptación como principales herramientas para enfrentar estos desafíos.
Siendo así, el mundo mismo nos está enseñando que una buena educación es aquella que ayuda a tener las habilidades necesarias, principalmente blandas, para adaptarnos a las circunstancias cambiantes de nuestra cotidianidad. Por eso, uno de los principales retos de la educación del futuro tiene que ver con la interrogante de cómo educar a los estudiantes para que puedan enfrentar lo no predecible.
Otro aspecto fundamental para la educación es la actual predominancia del mundo del diseño sobre el mundo de la manufactura. Vemos cómo máquinas inteligentes son capaces de elaborar desde edificios hasta órganos humanos. En consecuencia, el aporte de la buena educación incluye fortalecer la capacidad de diseñar aquello que luego será construido por la tecnología, antes que la habilidad misma de manufacturar. Dado que la educación tradicional está mucho más orientada a la parte técnica de construir y aplicar, el cual es un paradigma que va quedando obsoleto, habría que apuntar hacia la capacidad de diseñar, conceptualizar, crear e inventar.
En otras palabras, la educación tiene por delante el enorme desafío de hacer de los estudiantes personas creativas, innovadoras, que tengan la autoestima y la seguridad personal suficientes para saberse capaces de crear y hacer cosas nuevas, y no simplemente aplicar o reproducir aquello que ya ha sido creado o hecho por otros.
El Colegio Áleph pone especial interés en ambos retos. Primero, en que los estudiantes aprendan adaptarse a circunstancias cambiantes conforme la vida transcurre; y segundo, en que estén motivados y capacitados para innovar, para iniciar y desarrollar proyectos y creaciones sobre los cuales no existen antecedentes. Eso supone una educación personalizada, centrada en desarrollar los talentos y habilidades individuales, en entornos que fomentan aprendizajes significativos y que es consciente de las necesidades emocionales de los estudiantes. Tengámoslo en cuenta analizando realmente qué ciudadanos y ciudadanas necesita el mundo de hoy y qué significa estar bien educado para estos tiempos.
Los miedos y preocupaciones de los jóvenes varían según el contexto cultural, social, geográfico y ...
Este es un momento muy difícil para los adolescentes porque las condiciones pandémicas están en ...
Con la finalidad de ofrecer experiencias educativas complementarias a nuestros alumnos, Melissa ...
Alameda Del Remero Lt.5-6, Mz. X, Los Huertos de Villa – Chorrillos.
+511 255-2608
+51 946 471 635
© 2021 - Todos los derechos reservados - Políticas de privacidad