Cuidar a los niños por Fiorella De Ferrari
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Un interesante análisis de cómo son las escuelas secundarias de vanguardia en Estados Unidos fue escrito este año por Jal Mehta y Sarah Fine, dos profesores de la universidad de Harvard, en el libro “In search of Deeper Learning, the quest to remake the American High School”
Los autores visitaron 30 secundarias, observaron 750 horas de clases y otros espacios de aprendizaje, entrevistaron más de 300 profesores, estudiantes, directivos, padres y funcionarios. Encontraron solo tres secundarias con aprendizajes profundos, en los que los propósitos declarados y las realidades de la experiencia escolar convergían, logrando que los estudiantes se sientan motivados para aprender. Algo así como lograr trasladar al horario escolar aquello que usualmente solo encuentra en los clubes o extracurriculares elegidos por los alumnos porque se centran en aquello que quieren aprender y de lo cual disfrutan. Trabajan en aprendizajes basados en proyectos en los que profundizan sus conocimientos, capacidades de investigación y desarrollan sus habilidades blandas como colaboración y solución creativa a problemas.
Encontraron que el aprendizaje profundo ocurría cuando se intersecan tres virtudes: logros (desarrollo de conocimientos y habilidades), identidad (involucramiento personal en lo que estaban estudiando) y creatividad (producir algo como consecuencia de su aprendizaje).
Estos colegios tienen una visión clara de lo que es la buena enseñanza, les dan a los estudiantes más sentido de propósito, opción de elección y experiencia de comunidad. Ponen la organización escolar al servicio de su visión, entendiendo que de la forma en la que los directivos tratan a los profesores éstos lo harán con los estudiantes. Suponen que los estudiantes son personas con propósito, curiosidad y capaces que tienen intereses que pueden ser cultivados si son tratados como personas responsables, por lo que les permiten elegir los proyectos y tomar control de su aprendizaje. Para ello usualmente tienen que esquivar las regulaciones oficiales buscando formalidades que permitan quedar bien con las métricas y requisitos oficiales mínimos sin renunciar a su proyecto escolar. Esto es posible porque esos colegios se ubican en los nichos en los que se encuentran promotores interesados en innovar y padres que buscan tal innovación.
En suma, si las autoridades alentasen tales iniciativas innovadoras podrían constituirse en una vanguardia escolar capaz de inspirar a todo el sistema tradicional.
Artículo publicado por León Trahtemberg.
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